Conocí
a Emilio a comienzos de 1980, en el Radio Club de Concepción. Yo
tenía 14 años de edad, y fui al Club, en bicicleta, con la
intención de preguntar como hacerme radioaficionado, ya que llevaba
dos años experimentando en radio.
Emilio en esos tiempos era CE5BIB, luego de haber comenzado su carrera de radioaficionado como CE5BB un buen número de años antes. El mismo contaba que en vez de decir ce e cinco bebé, el prefería decir ce e cinco Brigitte Bardot. Después del cambio de sufijo se hizo archifamoso como ce e cinco bravo indio bravo, más indio que bravo, según sus propias palabras. Emilio estaba sumamente activo en el campo de la construcción de equipos de radio de baja potencia, y rápidamente me tomó bajo su alero, alimentando mi actividad con información técnica, ayuda, componentes, y dándome ánimo cuando alguna vez algo no resultaba.
Hay tantos recuerdos de esa época... Como las diversas visitas a su casa en el barrio Pedro de Valdivia, donde el me proveía todos aquellos componentes misteriosos que se necesitaban para construir equipos de radio, y que no se podían conseguir en el comercio local, tales como transistores de efecto de campo, transistores de potencia de radiofrecuencia, trimmers de compresión de mica, núcleos toroidales de fierro en polvo y de ferrita, etc. Emilio importaba esos componentes de los Estados Unidos, vía correo y cheque en dólares, en una época en que las tarjetas de crédito internacionales y la internet estaban lejos de llegar. En principio el revendía esos componentes a los radioexperimentadores locales, pero al verme llegar en bicicleta y tratando de financiar mi nuevo hobby con una escasa mesada, muchas veces la venta se transformaba en regalo.
Cómo olvidar esa vez en que yo llegué al club con un equipo QRP recién terminado, para pedirle a alguien que lo probara por mi, ya que yo todavía no tenía licencia de radioaficionado, puesto que la edad mínima era de 15 años... Emilio estaba en la estación del club. Rápidamente conectamos mi nuevo equipo, y luego tuve que darle una clasecita a Emilio sobre la función de cada perilla, ya que yo no les había puesto etiqueta alguna (estilo que sigo practicando hasta hoy!). Luego de eso, Emilio lanzó al aire un llamado CQ, muy pronto alguien contestó, y ese fue el primer contacto de mi primer equipo QRP de conversión directa. Lo simpático fue cuando Emilio quiso darle un poco más volúmen, y se quedó con la perilla en la mano! Entre risas, me dijo que si quería llegar a ser un buen constructor de equipos, tenía que aprender a apretar bien los tornillos!
Aprendí la lección. Nunca más dejé una perilla
suelta.
De Emilio aprendí
muchas lecciones. Como en estas fotos, tomadas en abril de 1981, cuando
Emilio recién se había cambiado a su nuevo departamento en
el último piso de un edificio en pleno centro de Concepción,
elegido por la excelente propagación en VHF que ofrecía este
lugar. Como es tradición, él invitó a varios radioaficionados
para ayudarle a instalar sus antenas, y para mí, como pajarito nuevo,
esto era una ocasión sensacional para aprender sobre el tema, y
treparme a la primera torre de mi vida.
Recuerdo esa torre, con una bisagra al medio que permitía bajar todo el antenaje a una altura cómoda para trabajar. Arriba había una antena de cuadro cúbica para 10, 15 y 20 metros, y dentro de ella una antena de VHF consistente en cuatro Yagis apiladas. Más abajo colgaban los dipolos de 40 y 80 metros. También recuerdo como unos cuantos años más tarde un feroz temporal derrumbó esa instalación, cayendo buena parte del antenaje a la calle Tucapel, 48 metros más abajo, afortunadamente sin causar desgracias. Después de eso, Emilio se conformó con antenas más modestas.
El nuevo QTH de Emilio me resultaba muy práctico, ya que ahora
yo necesitaba sólo cinco minutos para llegar en bicicleta, en vez
de los 25 minutos que eran antes. Como el ascensor era chico, había
que meter la bicicleta en posición vertical.
Emilio tenía una manera muy peculiar de hablar por radio, que
lo hacía reconocible hasta a través del peor QRM. En los
tiempos en que llegaron muchos operadores de banda ciudadana a la radioafición,
el hacía mofa de algunas malas constumbres de éstos, por
ejemplo mediante su tradicional y recordado rocha rocha breico breico
cambio cambio venga venga. Ironizando a operadores de banda ciudadana,
los trataba de coleguitas, y se reía de las malas historietas
y películas en que siempre se finalizan las transmisiones con cambio
y fuera, modificando esa frase a cambio y adentro!
Viendo esta imagen, también recuerdo como en esa época,
en una acción concertada entre Emilio y yo, le pasamos una sensacional
doble mula a uno de los personajes que salen en esta foto!
Nuestros equipos QRP se prestaban muy bien a tan entretenida actividad.
El afectado todavía debe estar esperando las tarjetas QSL...
La repetidora quedó muy buena...
Si no me engaña la memoria, esta fue la última vez que acompañe a Emilio en su viejo automóvil Skoda. Las aventuras con ese cacharro darían para un sitio web completo! Para empezar, tenía masa positiva, lo que le dió mil y un dolores de cabeza a Emilio para instalarle equipos de radio. Además, por lo general no partía, porque tenía un problema en el motor de arranque. Entonces cada tramo de cada viaje empezaba con Emilio dentro del auto, y los pasajeros afuera, empujándolo para hacerlo partir... Una vez, cuando Emilio ofreció llevarme de la universidad, donde él trabajaba y yo estudiaba, al centro, el Skoda simplemente no quiso partir, o quizás Emilio quería hacerme sudar... La cosa es que llegamos a su casa con él al volante y yo empujando.
Poco después Emilio cambió el Skoda por un Peugeot 404,
y después ese fue cambiado por un jeep Suzuki cero kilómetros,
especial para subir al Cerro Cayumanqui. Pero era muy chico... pronto Emilio
lo cambió por la afamada Yegua Blanca, un minibús
acondicionado como casa rodante, que durante años llevó a
muchos radioaficionados de Concepción a las diversas reuniones y
asambleas en diversos puntos del país.
Este aviso de la Revista Radioafición es de 1987. La producción
siguió hasta que la entrada del Packet Radio hizo obsoletos estos
modems, en 1989. Se vendio un gran número de ellos, aún exportándose
a varios países.
Alentados por
el gran número de estaciones activas en radioteletipo, en 1987 instalamos
un buzón electrónico muy peculiar, único en el mundo.
Consistía en un computador Atari 600XL, que si bien recuerdo fue
donado o prestado por Emilio, que lo instalamos en la punta de un cerro
cercano a Concepción, con alimentación respaldada a batería.
En este computador corría un programa que yo escribí, en
lenguaje de máquina 6502 puro, que implementaba las funciones necesarias
para recibir, memorizar, y enviar textos en radioteletipo. Todo quedaba
sólo en RAM, incluso el programa, de manera que cualquier interrupción
de poder, o colgada del computador, obligaba a subir al cerro con una grabadora
de cassette Atari, para recargar el programa. Esto ocurrió sólo
dos veces en los tres años que el sistema estuvo activo, hasta la
llegada del packet radio, demostrando la gran estabilidad de estos computadores
Atari.
Esta reproducción muestra un recuadro de un artículo sobre el buzón electrónico, publicado en la Revista Radioafición de agosto de 1988, que muestra un ejemplo real de cómo operaba este sistema, con todos sus comandos y respuestas posibles. Inevitablemente, el ejemplo tenía que ser dado con unos mensajes entre el Pelaíto y yo.
Mis dotes de programador fueron bien apreciados por Emilio también
en diversos otros casos. Emilio era fiel usuario de unos programas de diseño
de filtros activos, pasivos, y acopladores de impedancia que yo había
escrito para el Atari. Y una vez que Emilio se quejó de lo lento
que resultaba hacer los cálculos para filtros a cristal en escalera,
que él usaba mucho en sus equipos QRP, para uno de sus cumpleaños
yo le hice un programa que realizaba todo el proceso de cálculo
en apenas unos pocos segundos. El me devolvió la mano regalándome
un juego de cristales para hacer un filtro en 10 Mhz.
Emilio tuvo muchos cargos en instituciones radiales. Fue presidente
del Radio Club de Concepción en muchas oportunidades, participó
con toda su alma en la FEDERACHI, fue editor de la Revista Radioafición
en varios períodos, creó la Asociación de Radioclubes
de la Octava Región, etc. Innumerables son los artículos
que él escribió para revistas, boletines y periódicos.
Esta foto corresponde
a un día de campo del Radio Club de Concepción, en 1988.
Emilio era el encargado oficial del ponche, porque lo preparaba con más
entusiasmo que nadie.
En estas salidas a terreno brillaban los equipos QRP, ya que con poco peso y complicación uno podía hacer radio todo el día. Emilio sembró la semilla de los equipos QRP hechos en casa entre muchos colegas, jóvenes y viejos. Recuerdo las versiones de Juan Astete, de Tito Aros, de Rodrigo Torres, y tantas más... Sin el entusiasmo y el permanente incentivo y apoyo que entregaba Emilio, todo eso no habría existido.
En esos años Emilio mismo ya no estaba construyendo equipos QRP
autónomos. Debido a la pérdida de auge de la banda ciudadana,
gran cantidad de los equipos usados en ese servicio se estaban vendiendo
a bajo precio, o hasta se regalaban, y Emilio vió ahí la
oportunidad de darle la posibilidad de salir en 40 metros a mucha gente,
a muy bajo precio y con mucho menos dificultad que haciendo equipos completos.
Así, Emilio se puso a desarrollar y a impulsar los transversores
de 11 a 40 metros. Muchos colegas se construyeron transversores según
planos de Emilio, y otros desarrollaron sus propias versiones. Hasta el
día de hoy, podemos escuchar en la banda de 40 metros a varios colegas
que utilizan habitualmente estos transversores, de bajo costo y bastante
buenas prestaciones.
En 1989 yo me mudé
a La Serena, por razones de trabajo. Desde entonces, mi contacto con Emilio
pasó a ser principalmente a través de la radio. Pero como
mis padres seguían viviendo en Concepción, yo hacía
regulares visitas allá, y veía a Emilio en su casa, o en
el Radio Club. Pero esta foto corresponde al evento inverso: En noviembre
de 1996 Emilio me visitó en mi casa en La Serena, y nada menos que
para su cumpleaños! Esto me dió la ocasión de hacerle
una torta de lúcuma con crema, que llevaba XQ5BIB escrito en círculo
encima, con pasta de esta deliciosa fruta.
Demás está decir que ese día tuve que sacar todos mis viejos equipos QRP de la caja donde los tengo, enchufarlos, y dejar que Emilio recuerde viejos tiempos operándolos. La buena memoria de Emilio quedó comprobada cuando lo primero que hizo fue tirar un poco de cada perilla. Al notar que ninguna cedió, en su característico y breve estilo hizo el comentario: "Aprendiste, pelao!"
En retrospectiva puedo decir que sí, aprendí eso y mucho
más de tí, Pelaíto.
En el verano del
2001 comencé mis vacaciones sin un rumbo claro. Visitando a Emilio
en Concepción, y comentándole que no tenía mayores
planes de viaje, el de inmediato me invitó a acompañarlo
a un paseo que hacía anualmente al campo de un amigo y ex-colega
de trabajo, en Lonquimay. Allá fue donde le tomé esta foto,
que es la última que hice de Emilio. Comimos asado surtido, hasta
había criadillas muy bien preparadas...
Cuando fui a Concepción en 2003, mis padres ya no vivían ahí, por lo cual me alojé en el departamento de Emilio. Lo encontré enfermo. Estaba en tratamiento por cáncer, y además tenía un problema en una pierna que le dificultaba mucho caminar, por lo que ya no se atrevía a salir solo de la casa. Con gran entereza me explicó que el estaba llegando a la edad que corresponde a la expectativa de vida normal de cualquier persona, y que por lo tanto debía tomar su enfermedad como algo natural. Me pidió no divulgar su enfermedad terminal, para que los colegas radioaficionados no empiecen a tenerle lástima. Traté de cumplir lo mejor posible con este deseo suyo, hasta ahora, que ya no es necesario mantener el secreto.
Desde entonces, mi único contacto con Emilio fue por radio. Cuando en febrero del 2005 viajé nuevamente al sur, iba a visitar a Emilio, pero problemas de tiempo me lo impidieron. Emilio tenía momentos mejores, en que salía en radio, y otros peores. Cuando algún domingo Emilio no se hacía presente en los boletines ni en la Rueda de los Cóndores, se sabía que nuevamente estaba mal.
A fines de febrero del 2006 finalmente viajé de nuevo al sur. Llevaba unos CD con los conciertos para piano de Frederic Chopin, interpretados por Krystian Zimerman. Además de la radioafición, con Emilio compartíamos el gusto por la música selecta. Eso sí que mis gustos se inclinan más al Barroco, mientras Emilio era eminentemente romántico, siendo un ferviente admirador de la música de Chopin. Yo llegué a Chopin gracias a Emilio, algunos años atrás, y descubrí esta grabación de Zimerman hace poco tiempo. Siendo tan distinta a las tradicionales, y tan magistralmente bien ejecutada, pensé que sería un digno obsequio para Emilio.
Llegué tarde. Mientras iba en viaje, a través del equipo
móvil de HF recibí la noticia de que el estado de salud de
Emilio se había deteriorado bruscamente, haciendo desaconsejable
una visita en ese momento. Decidí esperar que Emilio saliera de
ese mal momento, y pasar a verlo a la vuelta, algunos días más
tarde. Pero el destino quiso otra cosa. Pocos días después,
Emilio falleció.
No fui al funeral. No soy capaz de hacer algo así. En cambio,
mantuve tres días de silencio radial. Luego fui al Volcán
Lonquimay, a buscar el lugar exacto donde en los primeros días de
1989 acampamos con Emilio y con Rodrigo, CE5MCK. Esa vez fuimos a ver la
fabulosa erupción del recién nacido Volcán Navidad,
y por supuesto llevamos equipos QRP, colgamos un dipolo de una araucaria
y hicimos radio. Debajo de esa misma Araucaria me quedé dos días,
meditando y recordando. El domingo 12 de marzo emití desde ese lugar
un breve homenaje a Emilio.
Más no pude hacer.
Tu amigo Manfred, XQ2FOD